domingo, 2 de septiembre de 2007

Orgullo

No e podido escribir nada antes, pero visto lo de la tarde-noche del viernes, en la final de la supercopa ante un grandioso Milán, si sólo pudiera estar un poquito más orgulloso lo estaría, pero ya llene el vaso y no me cabe una gota más de orgullo. Siempre me sentí orgulloso de ser de la familia sevillista y de llevar mi sevillismo por delante, pues ayer me demostraron que no me equivoco, que mi orgullo tiene su base, después de lo que hemos pasado todos a lo largo de la semana, y los jugadores aún más por tratarse de un compañero, un amigo, el alma del equipo, que debería haber sido la mejor semana de nuestra historia, al poder primero clasificarnos para la Champions, por primera vez en nuestra historia desde que tiene esa denominación, y de haber luchado por revalidar la Supercopa Europa, como digo de haber tenido que ser la mejor semana hemos pasado a la peor semana de nuestra historia. Que más se les puede pedir a esos jugadores-personas? Viajamos a Atenas, con en pensamiento en Antonio, sin ganas de nada, y el martes nos volvemos después de conocer la triste noticia, acompañamos a Antonio y a su familia y al día siguiente le damos el último adiós, y sin tiempo para nada a la mañana siguiente para Mónaco, ¿qué ánimo se puede llevar?, no se les puede pedir más, luchamos como nadie, y apunto estuvimos de sentenciar el partido, pero no pudimos, la segunda parte ya nos paso factura, esas horas de sueño que no teníamos, esos entrenamientos y la preparación del partido, esas mentes claras. El corazón por ganar y dedicarle el triunfo a Antonio estaba ahí, pero las fuerzas no. Me siento orgulloso de esos jugadores y de mi club. Nosotros perdimos el martes, no este partido. A mi, como a otras muchas personas, me hubiera gustado ver a mi Sevilla como estamos acostumbrados a ver, yo creo, además estoy segurísimo que el resultado hubiera sido diferente.


Antes del partido volví a llorar, que emotivo minuto de silencio, viendo las imágenes de la plantilla todos con la camiseta de Antonio y de fondo su cara, incluso ahora escribiendo estas palabras estoy emocionado.


Y desde aquí también agradecer la grandeza y el señorío del Milán y de su afición, siempre apoyando al Sevilla en lo que decidiera y uniéndose en todo para homenajear al MÁS GRANDE. Muchas gracias.

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